La historia nos traslada a un pequeño pueblo rural gobernado por un ambicioso alcalde. Con el fin de construir un gran parque temático y llevarse los cuartos, el alcalde no tiene problema en enviar a trasladar los cuerpos de caídos en la Guerra de Vietnam que estaban enterrados en el lugar elegido y destruir el monumento levantado allí en su memoria.
Al pueblo llega un empresario japonés (que deberá ser el inversor capitalista en ese proyecto) junto con su traductora. Los habitantes de la localidad, con su alcalde a la cabeza, intentan agasajar al japonés para convencerlo de los grandes beneficios que podría obtener con su inversión en aquel pueblo.
En mitad de estos acontecimientos, los muertos de Vietnam parece que no están muy contentos de que se haya deshonrado su memoria y comienzan de nuevo a andar entre los vivos. En esta ocasión tenemos unos especímenes de zombis bastante ridículos, con dientes con colmillos, una inexistente caracterización y la peculiaridad de esconderse por el día, lo que les hace, evidentemente, parecer más vampiros que muertos vivientes. También es destacable que, a pesar de llevar enterrados más de 20 años, los cuerpos están en unas magníficas condiciones -incluso mejor que el de algún que otro vivo-.
La traductora del empresario japonés será nuestra protagonista femenina en este ataque sanguinario de estos peculiares zombis, ayudada por un honorable paladín, encarnado por un joven paria de la localidad. La pareja intenta escapar del levantamiento de los muertos como puede, pero al llegar la mañana, los muertos vivientes se esconden de nuevo. Según se cuenta, el fenómeno viene de extraños experimentos con armas biológicas desarrolladas por el Vietcong, de tal forma, que perduraba en ellos un misterioso virus que ha sido el responsable de su reanimación.
Nuestros protagonistas tienen un día para planear qué hacer para plantarles cara a este ejército de la muerte. Después de varias alternativas, llegan a la conclusión de que lo mejor sería profanar tumbas de otros militares blancos para que luchen contra estos muertos vivientes, aunque curiosamente, terminan haciéndose amiguitos y queman el pueblo. Finalmente la pareja de protanonista logrará huir de esta traumática experiencia detrás de una extraña corte fúnebre de muertos vivientes.
"La brigada de los zombies" es una película bastante modesta de presupuesto, con una historia prometedora pero que pronto cae en la monotonía y el aburrimiento. Como comentamos más arriba, la caracterización de los zombis es prácticamente inexistente, con unos cuantos manchurrones negros y una dentadura de vampiro. La trama pierde pronto el sentido y la película se acaba convirtiendo en un film plano y disparatado por momentos.
En definitiva, un film con una historia a la que se podría haber sacado mucho más provecho, con unos zombis muy peculiares y absurdos y una trama lenta que puede terminar por desesperar a más de uno. Solo recomendada como curiosidad o para los más aficionados de películas zombis que no desean perderse ni una.
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