domingo, 29 de abril de 2012

(1972) Los niños no deben jugar con cosas muertas

Los niños no deben jugar con cosas muertas es una película estadounidense de 1972 titulada originalmente "Children shouldn't play with dead things". De forma absurda y con fines únicamente publicitarios, también se distribuyó en España con el nombre de "La noche de los muertos vivientes 2" aunque nada tiene que ver ni con Romero ni con el propio argumento de la mítica "La noche de los muertos vivientes" grabada en 1968.

La película se centra en un grupo de jóvenes actores que forman una compañía de teatro liderada por Alan, un director déspota, loco y un poco tonto que llama constamente a los actores "niños", de ahí el título de la película. Alan ha preparado un viaje especial para su compañía con la intención de realizar macabros juegos.

En un bote, llegan a una pequeña isla de la que Alan cuenta terribles historias de asesinatos y extraños sucesos al resto del grupo (2 hombres y 3 mujeres). Por fin llegan a una solitaria casa cercana a un terrorífico cementerio local. El objetivo de Alan es hacer brujería, realizar un rito satánico en el cementerio que levante a los muertos de sus tumbas.

Medio en broma, medio en serio, terminan desenterrando un par de muertos y realizando la invocación al diablo, sin embargo, parece que nada ocurre. Los miembros de la compañía, a los que en ningún momento les ha gustado un pelo esta idea, están un poco hartos ya del comportamiento lunático de su director y piden marcharse de una vez del cementerio. No obstante, antes de volver, el imbécil del director decide llevarse a uno de los muertos desenterrados a la casa.

Después de bromear y regodearse del muerto robado, hasta el punto de simular una boda y acostarse en la cama con él, el director termina discutiendo con su compañía que decide irse de una vez de aquel lugar. Sin embargo, es demasiado tarde, ya que los muertos han comenzado a despertar del cementerio con muchas ganas de sangre. Los protagonistas se refugian en la casa, pero uno tras otro, sus planes de escapatoria van cayendo en desgracia y también uno tras otro, los actores de la compañía van cayendo en manos de los muertos vivientes.

El último superviviente será el propio director, que se refugia en el dormitorio donde, como no podía ser de otra forma, le estaba esperando el muerto del que se había regodeado, esta vez convertido en un zombi sediento de venganza. La película termina con imágenes de los muertos vivientes cogiendo el bote con el que llegó a la isla el grupo y marchándose mar adentro.

En esta película los muertos se levantan de su tumba por un desafortunado hechizo de brujería de un grupo de jóvenes al que se les va de las manos rápidamente la situación. Un film entretenido, aunque excesivamente lento, de hecho, los muertos -caracterizados de forma bastante aceptable- tardan muchísimo en levantarse, ya en el último cuarto de la grabación. Tampoco le hace excesivo bien una ambientación musical excesivamente molesta y repetitiva.

En definitiva, "Los niños no deben jugar con cosas muertas" se nos presenta como una película con una estética de zombis modernos, donde los muertos se levantan por una invocación a satanás fuera de control. Aunque mejorable en muchos aspectos, es una aceptable película del género zombi de los años setenta con un original planteamiento.

Película completa:


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