Un doctor -encarnado por Billy Zane, el malo de Titanic ahora calvo- y su hija se disponen a pasar un fin de semana fuera con sus correspondientes parejas. Durante su viaje en coche hacen una parada en un "Bead & Breakfast" en un pueblo perdido. Una vez en el restaurante, comienzan a enfermar algunos clientes que había comido hamburguesas, convirtiéndose rápidamente en zombis asesinos.
Con la ayuda del dueño del restaurante y su hija, el doctor y su hija se logran salvar de la horda de zombis que les espera en las afueras del bar. Aunque sus parejas han muerto, esto no parece haber afectado demasiado a unos protagonistas quizá demasiado nihilistas, aunque dentro de la vertiente cómica que acompaña al film.
Padre e hija, que ya han descubierto que la epidemia se ha iniciado por carne de vaca contaminada, deciden ir a la granja de donde provenía la carne infectada. Una vez allí, logran escapar de las malvadas intenciones del granjero loco que ha suministrado unos sospechosos antibióticos a su ganado enfermo, provocando una reacción descontrolada que ha producido la infección en los humanos, y lo que es más llamativo, la reanimación de la carne de vaca muerta que había en el matadero, siendo éstas una de las principales amenazas de los protagonistas en la granja infectada.
Finalmente, aunque la infección ya parecía controlada por la policía, a última hora, se nos deja el final abierto con la evidencia de que la pandemia continúa.
Sobre los zombis, realmente existen dudas sobre si se trata de una película de muertos vivientes o de infectados, de hecho, en la propia película se plantean si realmente esas personas estaban enfermas o habían muerto y revivido. La verdad es que no queda del todo claro, pero lo que sí es cierto es que no existe mucha lógica al repecto, por ejemplo, es incomprensible como la contaminación por la sustancia química hacia revivir a pedazos cortados de carne de vaca y sin embargo, a la mayoría de contagiados se les podía abatir con un tiro en el pecho y no se volvían a levantar, todo un enigma sin resolver.
Lo que es la película en sí está bien trabajada con una estética bastante ochentera. Se intenta salpicar toda la grabación por constantes gags, no todos demasiados afortunados, aunque es irremediable sonreir ante otros. Lo mejor, sin duda, la primera parte de la película, dinámica y atrayente. Sin embargo, la acción termina rápido y puede abacar resultando un poco cansina.
En definitiva, una película de zombis -o al menos así se acepta normalmente- grabada como comedia que, aunque con situaciones y diálogos prescindibles, puede arrebatar más de una sonrisa.
Trailer (inglés):
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