Guy es una antiguo profesor de psicología que abandonó la universidad y se fue a vivir a un pequeño pueblo cuando su mujer, también psicológa, murió hace unos años. Guy vive con su dos hijos -un niño y una niña prácticamente iguales- de la forma más aislada del mundo que puede, y es que estos niños tienen diversos poderes mentales, como la telepatía y la telequinesis, que hacen que este hombre sea especialmente discreto y haya prohibido contundentemente a sus hijos utilizar dichos poderes en público.
Un día, unos moteros intrusos se meten en su propiedad, pero cuando Guy sale a plantarles cara, estos malotes terminan asesinándolo y huyendo del lugar. Con su padre muerto y temiendo que los servicios sociales se los lleven y hagan experimentos con ellos, los niños deciden realizar un ritual con Guy, le pintan unas runas en la cara y con la ayuda de un libro y sus poderes psíquicos logran que su padre vuelva a la vida como un autómata que seguirá las órdenes mentales de sus hijos.
Complementariamente, el recién llegado sheriff del pueblo junto a una mujer de la junta educativa del lugar que supervisa la educación de los pequeños -que son los otros protagonistas y entre los que vivirán el típico romance- se interesan por los extraños acontecimientos de la familia, pero los niños son capaces de disimular bastante bien la presencia de su progenitor zombi.
Desde su reanimación, Guy está siendo utilizado por sus hijos para tomarse la venganza de los moteros que lo asesinaron y de paso, ajustar cuentas con todo aquel que los niños crean que puede suponer un peligro para ellos. Mientras, el sheriff sigue investigando las extrañas muertes que se están dando en aquella pequeña localidad sin demasiados resultados.
Los dos únicos moteros que siguen vivos y que fueron los que realmente ejecutaron al hombre, vuelven al pueblo para intentar silenciar a los niños que fueron testigos del asesinato. Guy, ya se ha enterrado a él mismo después de que sus hijos consideraran que lo mejor era deshacerse del zombi, pero en ese mismo instante llegan los malotes y, aunque el sheriff también los intenta detener, los niños vuelven a levantar a su padre de la tumba para acabar definitivamente con ellos.
"Kiss daddy goodbye" es una película entretenida, con un argumento algo distinto a lo que estamos acostumbrados sobre unos niños psíquicos -algo sobreactuados por cierto, sobre todo el niño- capaces de reanimar el cuerpo muerto de su padre para asesinar a quien interfiera en sus planes por evitar que experimenten con ellos. Un enfoque original pero un desarrollo algo irregular donde se mezclan escenas de telefilm con otras más oscuras e interesantes.
Una pieza ochentera que nos presenta un único zombi, incapaz de hablar ni de razonar, pero que puede conducir un coche y matar sin piedad de las formas más variadas siguiendo las órdenes telepáticas de estos hijos algo cabroncetes.
En general, el desarrollo de la filmación es menos ágil de lo deseable, aunque puede matener el interés del espectador a pesar de diveresos momentos intrascendentes o directamente ridículos. También se podría mencionar que algunos personajes y fragmentos del guión no acaban de convencer y que el final es sin duda precipitado y mejorable.
En definitiva, una obra no demasiado conocida que incluso algunos califican de clásico, con unos niños rubios que dan tirria y el convincente zombi de su padre, que pueden ofrecernos algunos momentos de entretenimiento pero sin creer que veremos una obra maestra. La historia de fondo está bien, pero le falla bastante el relleno, el despertar algo más interés con tramas paralelas y mayor coherencia y credibilidad de sus personajes protagonistas. A pesar de todo, recomendable para la colección de cualquier amante del cine de muertos vivientes.
Trailer (en inglés):
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