martes, 21 de octubre de 2014

(1987) I was a teenage zombie

I was a teenage zombie es una película estadounidense estrenada en 1987. En español se la conoce como "Yo fui un zombie adolescente" (traducción literal) y también como "La venganza de los zombies" (traducción absurda).

En una localidad norteamericana una planta nuclear ha vertido a un río cercano gran cantidad de residuos radiactivos que provoca que se tenga que cerrar al público. En este contexto, un grupo de amigos adolescentes están montando una fiesta y deciden pillar algo de marihuana, pero su camello habitual solo les ofrece ácido, por lo que uno de ellos termina comprándole la mercancía a un mafioso con muy mala pinta que, efectivamente, les tima y les vende auténtica porquería.

El joven que compró la droga va a reclamarle al mafioso y a pedirle que les devuelva el dinero, pero este se niega y le pega una paliza. El grupo de amigos quiere venganza y se enfrentan a él. Después de parecer que el mafioso había muerto por accidente, se despierta de nuevo y Dan, el protagonista de la filmación, le pega con un bate de béisbol en la cabeza, asesinándolo y entre todos lo echan al agua del río contaminado.

Al tiempo, el cadáver del mafioso vuelve a la vida por las aguas radioactivas a las que fue lanzado, sediento de venganza y con más fuerza que nunca. El primero en caer en las garras del zombi será el malote del grupo al que le arranca la lengua, después matará a una joven que se estaba liando con otro de los amigos -violación incluída-  y después que los jóvenes salieran corriendo cobardemente dejando sola a la muchacha.

El intelectual del grupo demuestra con una mosca muerta que ese agua realmente devuelve los cuerpos muertos a la vida y con más fuerza que antes. El plan del grupo de amigos es destruirle al muerto viviente su cerebro con la intención de que olvide sus rostros. De esta forma, los jóvenes tienden una trampa al mafioso zombi, pero no solo no logran abatirlo, sino que acabará asesinando a Dan.

Se dan cuenta que solo los supervivientes no podrán parar al zombi que parece haber regresado a la vida para matarlos a todos, por lo que deciden crear su "propio monstruo". Roban el cuerpo de su amigo Dan que acaba de fallecer y lo tiran a las radiactivas aguas del río. Dan se despierta como si tal cosa y sus amigos lo tienen que convencer de que realmente está muerto y que lo mejor es que se quede escondido en el sótano del bar que suelen frecuentar. Dan no hace caso a sus amigos y sale para encontrarse con la joven de la que está perdidamente enamorado.

Finalmente el mafioso zombi asesina a otro joven de la pandilla y se dirige hacia el baile de primavera del instituto donde están el resto de estudiantes que pretende matar. Cuando llega allí se encuentra con Dan que también ha ido para estar cerca de su amada. Dan le planta cara y le destruye el cerebro, aunque no puede evitar que su amor acabe también muerta. Dan coge a la muchacha en brazos y juntos se sumergen en el río.

"I was a teenage zombie" es una película muy justita, realizada sin demasiados recursos, con un argumento extremadamente sencillo y lineal, algunas notas de humor y actores desconocidos que encarnan personajes tremendamente estereotipados (los lerdos, el malote cobarde, el intelectual, el enamorado, el amigo fiel) por lo que el factor sorpresa está totalmente ausente de esta historia que pretende aunar, sin mucho acierto, comedia, drama y amor adolescente.

Su poca capacidad de innovación hace que sea una historia que se hace familiar, con un final parecido a "Ni el mar ni la arena" de 1972, con toques de "El vengador tóxico" de 1984 o a la también conocida en español como "La venganza de los zombis", realmente denominada "Sugar Hill" de 1974. Y es que eso del río radiactivo, meter muertos vivientes enmedio de un plan de venganza o la unión hasta el final con la persona amada ya eran temas quemados incluso en la época, y si además no se le introduce ningún elemento motivador, como es el caso, pues tenemos un producto que se deja ver pero del que poco se puede esperar.

En esta grabación los dos zombis que aparecen son, básicamente, como a ellos les da la gana ser. Uno se despierta como un animal sediento de sangre y el otro vuelve a la vida como si se despertara de una resaca. Son muertos que pueden razonar y hablar casi con normalidad y no contagian. La caracterización, como su coherencia, totalmente errática. Según se explica, la radiactividad del río provoca que los muertos revivan como un masa de energía cinética que camina... mismamente.

En definitiva, una producción sin chispa realizada por y para adolescentes, totalmente predecible, con algunos momentos de interés, pero que no termina de enganchar. Un desarrollo muy largo y un final precipitado del que se podía haber sacado algo más de jugo pueden caracterizar a esta pieza nada fácil de encontrar y que cuenta con sus adeptos. Recomendada para los amantes de los telefilms poco exigentes.

Trailer (en inglés):


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